¿YO, CORAZON DE PADRE?
–REFLEXIÓN
Me ha conmovido el ejemplo en la vida de Sam Scaggs, un hombre que ha sufrido lo que el Padre del Hijo Pródigo. Sus dos hijas fueron educadas en Cristo. Cuando su hija mayor decidió abandonarlos y darse en unión libre a un hombre, el corazón de Sam y de su esposa se rompió en mil pedazos. Clamores y llanto subieron ante la presencia de Dios. Tiempo después su hija volvió, después de muchos golpes y sufrimiento. Ahora ella está comenzando a congregarse y entregó su vida a Cristo, al igual que su ahora esposo, un hombre que conoció tiempo después de su separación del primero, quien le abandonó con un hijo.
La historia que Sam y su esposa vivieron con su hija mayor es conmovedora. Más de uno, dejó brotar lágrimas de sus ojos, al escuchar del sufrimiento de este padre. Cuando su hija descubrió que estaba embarazada y se encontró sola con su problema llamó a sus padres. Sam dijo que él y su esposa comprendieron que debían recibir nuevamente en casa a su hija y ayudarle con todo su problema. “Como Dios me ha amado, incondicionalmente, así amaré yo a mi hija” –dijo él con una mirada paternal. Se pusieron de acuerdo y se encontrarían en cierto lugar, él dijo que “al verla de lejos no sentí más que el deseo de abrazarla y decirle que todo iba a estar bien”. Ella se echó a llorar. “Sabía que la única persona en quien podía confiar era en ti papá –me dijo”.
No hay cristianos que deseen ver a sus hijos alejados de la vida de Dios, haciendo lo que bien les parece. Los padres coincidirán conmigo en que lo que vivió el Padre de la historia –relatada en Lucas 15:11 al 32– le trajo un dolor intenso, profundo, casi inconcebible al corazón de este padre. Porque un hijo muerto se sabe que ya no está, pero uno vivo que está perdido, no se sabe lo que sufrirá, no se sabe si vive o muere y es esa incertidumbre la que golpea el pecho de los padres en dolor y ansiedad. Este dolor llevó, al padre de la historia, a estar pendiente cada día en su ventana esperando a su amado hijo.
Los jóvenes tratamos, pero batallamos un poco para comprender el corazón y el dolor de este padre. Pero más de un joven entiende claramente ese tipo de dolor, cuando aquella persona a quien hemos compartido por un largo tiempo acerca del Evangelio, por quien también hemos orado y hemos sido sus padres espirituales, de la noche a la mañana no quiere saber de Dios y deja la Iglesia para seguir sus propios caminos.
Posiblemente un poco de frustración, rechazo y dolor es lo que brota del corazón, pero finalmente es esto mismo lo que nos deja ver sólo un poco del verdadero dolor del corazón de padre.
Tarde o temprano recordamos a esa persona y comenzamos a orar con pasión, con dolor, con desesperación y ¿por qué no? también oramos con fe, esperando que vuelva y se reconcilie con Dios.
Esto sucede porque no sólo los adultos sino también los jóvenes de esta generación hemos sido llamados a ser padres. Padres en una Iglesia carente de este raro espécimen: Padres Espirituales.
La Iglesia de hoy necesita estar vigilante, atenta, rogando y deseando que los huérfanos que llegan a nuestras congregaciones sean adoptados por Padres y Madres Espirituales con una carga genuina y amor por ellos. ElSeñor ha dado a su Iglesia una carga por las almas para que no se pierdan, sino que sean discipuladas y ¿quien mejor para discipular que un Padre o Madre Espiritual?
El cristiano que está desarrollando un corazón de padre sufrirá más de una vez ante situaciones donde se sentirá literalmente solo, aunque esté rodeado de gente. Este tipo de cristiano ante la adversidad reconoce que sólo Cristo le puede ayudar a traer a su hijo con bien cada día. Él esperará ante la ventana cada día, o mejor dicho volteará a las puertas de su congregación esperando ver aparecer a su hijo y cuando le ve, corre a él diciéndole, –ánimo, te amo hijo, has venido con bien y eso es lo que importa–.
El corazón de padre cuando ve a su hijo cometer pecado se duele y su dolor se traduce en un clamor que toca el corazón de Dios, ya que Dios mismo está conmovido y doliéndose, manifestando su dolor a través del clamor dE los hombres y mujeres con corazón de padre.
¡Dios, dale a mi generación un corazón como el tuyo. Un corazón que busca a los huérfanos de este siglo que vienen a nuestras congregaciones buscando eh amor y ed cobijo que necesitan. Ayúdanos a llevar a nuestros hijos a la fuente del amor: Jesucristo, y a nunca eximirnos de nuestra responsabilidad de ser ejemplo a estos hijos necesitados!
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NAARA LIZBETH GONZALEZ OLOARTE
ESPANA 2007
Basado en una conferencia por Sam Scaggs.
Actualmente Sam da conferencias hablando sobre el corazón del padre, además de pastorear en una congregación en Virginia Beack. El sirvió como misionero en Italia por tres años.
